una rayada
Coloquialmente hablando, mi obra es una rayada, y pretende serlo en todos los sentidos. Todas las piezas reflejan el fallo digital, el de nuestra época, presentando una imagen como la que podemos percibir en una pantalla cuando la conexión es deficiente y la computadora sólo muestra una parte de la fotografía, la última fila de píxeles se repite hasta el infinito en forma de innumerables rayas.
Se trata de una distorsión de la imagen muy apropiada para representar hechos que en pleno siglo XXI ocurren a nuestro alrededor y/o lo sufrimos nosotros mismos y verdaderamente son “una rayada”.
cariátides
Quiero denunciar la destrucción del medio ambiente, las consecuencias de la guerra, y especialmente el machismo estructural, presente hoy en día como lo normalizado y por ello la gran mayoría de mis personajes femeninos tienen vedado el diálogo verbal con el espectador, rayando desde la mitad de la boca hasta el infinito del soporte, dejándola incompleta e incapaz de expresarse verbalmente.
El resultado son verdaderas cariátides de nuestra época, columnas que sostienen el templo como castigo ejemplar, al modo en que nos han acostumbrado a los estereotipos de mujer y reducida al objeto ornamental tras siglos de estructuras patriarcales.
la textura
Para construir estas obras, parto de una imagen digital, y lo cierto es que podría quedarse ahí, puesto que la denuncia está hecha, pero la textura sí importa y la imperfección de lo manual, y borrar esa distancia temporal entre creación y acto de observación me parece de lo más relevante.
A principios del siglo XX la fotografía ocupó el lugar de la pintura al óleo como fuente principal de imaginería visual, y su desarrollo exponencial a lo largo del siglo y en la actualidad, ha acabado invadiendo todo tipo de superficies, especialmente las de las pantallas de medios electrónicos, que no sólo presentan una imagen sino que disponen de millones de ellas sin cambiar de superficie. No parece ilegítimo, por lo tanto, volver a traer al lienzo aquello que observamos hoy en día a modo de paisaje y retrato digital, para plasmarlo y colgarlo de nuevo en nuestras paredes como se hacía en la tradición de la pintura al óleo.
Y también es una rayada…